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Para el frío, vinos especiados y calientes

El vino especiado es una antigua receta, típica de la época navideña en el hemisferio norte. Pero en la actualidad esta preparación ha traspasado las fronteras para ayudar a los sibaritas del mundo a combatir el frío.

Recetas de vinos calientes y especiados hay en todo el mundo. En el hemisferio norte este trago es típico de las fiestas de fin de año y de los mercaditos de navidad. En Alemania se le llama Glühwein que significa vino brillante, en Suecia recibe el nombre de Glögg y en Francia es el Vin Chaud. Aquí, en el hemisferio sur también lo tomamos en época de frío, como la que estamos entrando ahora, en Chile tenemos nuestra propia versión a la que le llamamos “vino navegado“. Sin embargo, el origen de este vino no está en ninguno de los países mencionados, sino en la antigua Roma.

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Según cuenta la historia, el romano Marco Gavio Apicio en su libro “De Re-Coquinaria” (Sobre la materia de cocinar), -el primer tratado gastronómico que nos ha llegado desde la antigüedad-, ya hablaba de un “extraordinario vino especiado” o “Conditum Paradoxum”.  Se dice que los romanos agregaban hierbas y especias al vino por sus propiedades medicinales.

A lo largo de la historia el vino especiado frío también fue popular, al comienzo del siglo XVI los ingleses lo bautizaron como Hippocras en honor a Hipócrates, el padre de la medicina. Respecto al vino caliente, hay registros que al rey Gustav I de Suecia le encantaba una bebida preparada con vino y especias, “glödgad vin” (que significa vino brillante y caliente). Fue en 1870 que apareció el término Glögg. A partir de 1890 esta bebida ya se había popularizado en las ferias navideñas de toda Europa.

Aunque hay muchas recetas y variaciones de este vino especiado, la mayoría contiene vino, por supuesto, limón y naranjas en rodajas, ramas de canela, clavos de olor, azúcar, semillas de cardamomo y en algunos casos, jengibre. Dentro de las variaciones algunos le agregan pasas y anís estrella al final, o utilizan sólo las cáscaras de la naranja (frescas o secas).

En el caso del Glögg sueco, generalmente se incluye además del vino, algún destilado como vodka o a veces brandy. La costumbre es servirlo con almendras y galletas de jengibre. La versión chilena o “navegado” lleva clavo de olor, ramitas de canela, azúcar y naranja.

Sea cual sea la receta, lo más importante es no dejar hervir el vino (mantenerlo a menos de 175º celsius), pues si no, se evapora el alcohol. La idea es primero calentarlo el vino a fuego bajo y luego ir agregando las especias, y seguir calentándolo por unos diez minutos para que se impregne y dejar enfriar en la misma olla, alrededor de una hora antes de servirlo.

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