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Pero con el tiempo este concepto “aspiracional” se convirtió en una adicción y hoy son millones las personas en el mundo que se han hecho adictas a estar moreno a toda costa. No importa si es invierno o verano y mucho menos si consiguen el color mediante la exposición al sol, visitas al solarium o productos cosméticos lo único que les importa es mantener el color durante todo el año.
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Conocemos varios famosos que han pasado por etapas de tanoréxia compleja como el diseñador de moda italiano Valentino o Donatella Versace quienes lucen pieles morenas con un tono bastante anaranjado durante todo el año. La verdad es que las personas que sufren de tanorexia sienten que nunca están demasiado morenos.
La tanorexia es un trastorno dismórfico corporal -al igual que la vigorexia- según explica el doctor Julián Sánchez Conejo-Mir, presidente honorífico de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Esta adicción a estar bronceado puede traer graves problemas a la salud siendo la peor el cáncer a la piel, enfermedad que cobra la vida de 50.000 personas al año en el mundo. También podría provocar flacidez, envejecimiento de la piel, manchas pecas, lunares, erupciones cutáneas, entre otros problemas a la piel.
Una investigación de la División Médica de la Universidad de Texas reveló que quienes padecen de tanorexia pensaban que “eran tratados mejor al tener un buen color de piel y gracias a ello tenían más amistades y relaciones”. Con esto confirmamos que este trastorno tiene mucho que ver con un tema aspiracional y las inseguridades de quien lo padece.
“En dos o tres años de tanorexia, la piel envejece y a los cuatro o cinco, puede aparecer el cáncer de piel”, alerta el doctor Sánchez Conejo-Mir.
Para reconocer a un tanoréxico debes poner atención a su nivel de ansiedad por mantener su color bronceado, estas personas también generan competencias entre amigos y familiares sobre quién tiene el mejor tono o color de piel, siempre dicen que no están suficientemente bronceados distorsionando la realidad y asumiendo que están blancos.
Quienes padecen de esta enfermedad visitan con muchísima frecuencia las cabinas de rayos UVA en los meses más fríos recibiendo niveles impensados de radiación que atenta gravemente contra su salud.
Si sospechas que alguien cercano a ti podría estar sufriendo este trastorno deberías prestarle ayuda escuchándolo y recomendándole visitar un sicólogo y un dermatólogo ya que mientras más avanzada la adicción será más difícil terminar con ella.