Aún la información es confusa. Lo que si es cierto es que la Casa Real, no sale de su asombro y de la vergüenza. Están tratando de que lo sucedido no salga a los medios de comunicación.
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El equipo medico no tiene argumentos para “confundir” a los curiosos y así desinformar sobre la rara fratura de cadera que le ha ocurrido, ya que esta se produjo desde adentro hacia afuera. Dificíl y a la vez penoso de explicar. Sin embargo estan buscando aun los argumentos “tecnicos” del caso.
Todo indica que el Rey Juan Carlos I, que es un excelente cazador de animales en cautiverio, quiso repetir la hazaña de matar a uno de los grandes. La vez anterior fue muy exitoso cuando casi a quemarropa le dio a un oso en Vologda, en el noreste de Moscú, por cierto estaba amarrado y había previamente consumido casi dos galones de miel con vodka, cuentan que el Borbón cazador fallo dos veces, porque el oso se revolcaba de la borrachera que tenia y no se quedaba quieto.
Pero ahora la situación fue distinta y ocurrió “lo peor de lo peor”. El Rey se anoto en un nuevo Safari, esta vez en África, en Botsuana, para cazar elefantes, el plan era que a él lo iban a esconder en un matorral y los del Safari “para ayudarlo”, llevarían con una cuerda a un elefante ya de mucha edad, casi moribundo, para que Juan Carlos le pudiera pegar unos balazos. Claro a una distancia no mayor de 3 metros, porque más de ahí “el gran cazador de España” no da al blanco y más bien puede causar un accidente. Porque mas de un accidente ha causado. Lo cierto, es que con la euforia “el coronado” no acato las recomendaciones de tener cuidado porque había una manada de elefantes que estaban en celo, es decir en época de apareamiento y ahí si la cosa se podia complicaba más.
No hizo caso y como el es el Rey, dijo que lo dejaran solo en el monte acordado y que le pasaran rápido el elefante que tenia que cazar. Y mientras el Rey esperaba de cunclillas a la presa, un elefante inadvertido que estaba a su espalda se abalanzo sobre él… y sucedió la tragedia, la gran “Deshonra Real”.
Todo fue muy rapido: un elefante encima del hombre, un grito desgarrador de dolor del cazador, unos minutos de terror, de panico, que paralizo a todos los acompañantes y cuando estos reaccionaron ya era demasiado tarde. Y así con las mismas, el elefante hizo de las suyas y se fue. Los testigos sufrieron lo que dicen popularmente “la pena ajena”. Los organizadores del Safari, no salian también de su asombro.
Para los amigos del África, solo les quedo mirar con cierta discreción y taparse los oidos de la griteria que cargaba Juan. No digo que se le tenía que romper la cadera, más bien corrió con suerte y no le paso nada, todos creían que los ojos los perdería por lo saltones que se le pudieron. El Rey no dejaba de chillar, hasta que la reina no aguanto más tanta quejadera y le grito tambien “Por que no te callas!!”.
Ahora vienen las averiguaciones y a buscar el culpable de ese daño a la realeza española. La WWF, ONG para la preservación de la naturaleza, donde Juan Carlos I, es su presidente de honor, quiere que se castiguen a los culpables por tan “real” atropello y que ahora ha puesto en entre dicho la nobleza de esa organización. Bueno, Juan Carlos I, solo nos queda decirte que esperamos que te cosan bien la herida y que pronto mejores, te lo deseamos de todo corazón los ambientalistas y ecologistas del mundo. Queremos que seas un ejemplo en vida, de los que finalmente son cazados por los mismos a quien ellos cazan.