Hace muy poco lo escuché como parte del guión de una película chilena llamada Bonsai (muy buena y además, una buena parte ambientada en la selva Valdiviana). Ella le decía a él que no tomaba café porque le daba sueño, y fue la primera cosa que me hizo sentir identificada con el personaje. A mí también me da mucho sueño tomar café.
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Un estudio dilucidó la razón de este efecto tan poco comprendido por la generalidad -perezosa- que se siente estimulada por el oscuro brebaje.
Jay Hosking, candidato a doctor en el Departamento de Psiciología de la Universidad de British Columbia, ha concluido que ni el café ni otros estimulantes como las anfetaminas incrementan los niveles de motivación, salvo que seas perezoso.
Para hacer su investigación, dividió un universo de ratas en dos: diligentes o activas y perezosas o desmotivadas. A ambos grupos les dio anfetaminas y café. Las ratas diligentes, se pusieron menos activas, perezosas y desganadas, mientras que las que sí eran naturalmente lánguidas se activaron consiguiendo respuestas rápidas y motivadas.
Lo importante es saber que este estudio revela que el café, e incluso drogas estimulantes más fuertes que se emplean por ejemplo, para tener un mejor rendimiento universitario, o laboral, pueden tener un efecto contrario a lo esperado.
Quizás son muchas más las personas, que como el personaje de la película, o como a mí, nos da sueño beber café.
Fuente: Coffee’s ‘stimulant’ effect only works on lazy people, say scientists – if you’re a hard worker, it makes you slack off (Daily Mail)
