Es cierto; las aulas de las Universidades ya tienen un número casi igual de mujeres que de hombres pero, según la ganadora del Premio Nacional de Ciencias y Artes, Silvia Torres Castilleja, muchas mujeres aún abandonan sus metas más altas.
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Mientras que las aulas se llenan de aspirantes a terminar una carrera, muchas mujeres aún “suelen estar más preocupadas por la crianza de sus hijos que por su desarrollo intelectual y profesional, por lo que sufren un retraso, y muchas veces ellas no aspiran a reponer ese atraso” dijo en una entrevista con CNN.
Silvia ha tenido una fructífera carrera científica, que le valió ser la primera mujer en recibir el premio de Ciencias y Artes, pero reconoce que aún hacen falta más mujeres en el campo de la ciencia y en altos puestos, como directivos y gerenciales. Ella opina que esto se debe en parte porque los hombres no dan espacios, y en parte porque las mujeres no los reclaman.
Ella comenzó a trabajar como asistente en el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1959, en una época en que la sociedad esperaba que la mujer se quedara en casa a cocinar y cuidar a sus hijos. Pero logró no dejar de lado ninguno de sus dos sueños, convirtiéndose en una exitosa profesional y formando una hermosa familia.
A mí aún me sorprende escuchar que el sueño de muchas es “terminar de estudiar la carrera mientras encuentro con quien casarme” porque me hace sentir que toda la lucha que pelearon cientos de mujeres por darnos un lugar digno en la sociedad fue inútil.
Creo que es completamente válido que el sueño de una mujer sea convertirse en madre y cuidar a su familia, pero también creo que es fundamental que todas aquellas que tienen sueños y metas aspiracionales no las abandonen; no es tarea fácil, pero hay muchas mujeres que son ejemplo palpable de que es posible.
Ya sea la sociedad o nuestra manera de pensar que sigue siendo muy conservadora en el fondo la que nos derrota en el camino, algo tiene que cambiar porque las mujeres merecen tener la oportunidad de brillar tanto como cualquier otro hombre, pero también es cuestión de que queramos hacerlo.
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¿Ustedes creen que sea cierto que aún muchas mujeres renuncian a sus sueños por entregarse a su familia? ¿Creen que es la sociedad la que nos obliga? ¿Qué podemos hacer?