En lo que se puede considerar como un comportamiento errático, Brasil redujo sus niveles de deforestación a un mínimo tras varios años de políticas públicas y legales orientadas a la protección del Amazonas y la penalización de la tala ilegal, y lo anuncia con gran elocuencia el lunes de esta semana para luego, el miércoles, el Senado realice modificaciones al Código Forestal flexibilizando las normas de preservación y abriendo, de esta forma, la opción de una posible Amnistía para aquellos condenados por delitos de deforestación.
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La votación para la reforma se realizó con varios días de retraso, debido al enfrentamiento entre senadores “ambientalistas” y los llamados “ruralistas”, además de las más de 40 enmiendas presentadas al texto y que ahora quedan en manos de la Cámara baja.
El Código, cuyo texto se discute desde hace más de dos años, es el símbolo de los indignados y de la controversia que se ha desatado en grupos de ecologistas, científicos y gente ligada a la cultura y las artes. El único lugar común entre defensores y detractores es que se hacía necesaria una reforma, de preferencia estructural, a una ley que data de 1965 y que nunca había pasado por una revisión a fondo; sólo ajustes menores e inconexos, que provocaron vacíos legales y confusión.
Con el argumento de que es necesaria esta modificación para que Brasil alcance su desarrollo económico, el sector agropecuario defiende las reformas realizadas al Código Forestal. Sin embargo los ecologistas afirman que sólo con las áreas ya deforestadas se puede alcanzar el nivel deseado de productividad, sin necesidad de nuevas talas.
Quizás lo más grave es el mensaje que Brasil hace llegar a los observadores globales: Que en ese país se perdona a quienes devastan la naturaleza y hacen negocios con ello.
Aún hay una pequeña esperanza. El código necesita ser votado de nuevo en el Congreso, antes de llegar a las manos de la Presidenta Dilma Rousseff, quien en varias ocasiones se ha manifestado en contra de reformas que impliquen deforestar aún más Brasil.
Fuente: Brasil aprueba la amnistía de los deforestadores (El País)