Me encanta la ropa. Y tengo mucha. Cuando eso ocurre, hay dos opciones: O tienes la ropa ahí porque la encuentras linda, pero nunca te decides a usarla y te pones siempre lo mismo. O decides ponerte algo que te gusta, pero no encuentras nada nunca y te terminas repitiendo todo. Tu clóset ya no da más y llega un punto en que no sabes lo que tienes.
PUBLICIDAD
Orgullosísima, puedo decir que mi caso no es así. Al ser muy, muy ordenada, sé exactamente todo lo que tengo (con un margen de error, obviamente). Recuerdo dónde, cómo, cuándo y cuánto costó cada una de las prendas que están en mi clóset. Cada vez que compro algo, sé con qué lo pretendo combinar.
Me pongo las cosas nuevas al tiro (a menos que sean cosas de fiesta) nada de guardar con etiqueta. Son contadas las cosas que he comprado y no he usado, pero básicamente porque si bien lo puedo usar ahora, lo puedo usar en 5 ó 10 años más. ¿Quién me apura?
Entonces, en todo este tema de tener mucha ropa, y de que no me guste que quede olvidada al fondo del clóset, que me quede chica o grande por los constantes cambios de talla, que pase de moda o peor, se ponga flaite sin que yo la haya usado lo suficiente, planifico la ropa que me voy a poner, para aprovecharla bien.
Todo viene de una época en que no tenía mucha ropa y me sentía mal porque mis compañeras de colegio sí tenían ropa muy bonita, aconsejada por sus madres jóvenes y sus hermanas de misma edad. Yo sufría porque mi mamá me hacía vestidos con moldes burda, y que además, tuviera que repetir las tenidas. Ella no entendía que yo no quisiera tener algo único, sino que yo quería lo mismo que las demás y punto. (Qué tonta es una cuando chica). Ahora, no sólo me encanta tener ropa “hecha en casa” o comprada vintage, sino también, no repetir las tenidas.
Ovbiamente repito carteras, zapatos, abrigos, chaquetas y parkas; también jeans, chalecos. Pero hasta el momento, no he repetido la tenida ningún día en los 3 meses que llevo trabajando. Bueno, es cierto que partimos en verano y seguimos con otoño e invierno. No me he comprado toda la ropa del mundo, pero aún así me las he arreglado, y cada día estreno o una polerita, o un pañuelito, o unas pantis. No, no tengo taaanta ropa. Conozco a gente que tiene 5 veces más ropa que yo, pero que no se la ponen toda.
Con esto de no repetir las tenidas, he ido relajando ciertas “reglas”. Por ejemplo, antes no me “podía” poner los mismos zapatos o colores varios días seguidos; la rotación debía ser precisa para que justamente nada se “saliera de control”. Obviamente, me terminé relajando con eso, y si quería repetir algo, aunque fuera una semana, lo hacía; siempre y cuando fuera “aprovechando bien” toda mi ropa.
PUBLICIDAD
Pero para poder no repetir las tenidas, hay que tener una idea clara de qué cosa combina con qué, cuándo la usaste y con qué, etc. Puede ser un poco obsesivo, pero tiene mucho que ver con buscar cuál es el estilo que más me acomoda, para que, cuando ya no tenga tanto espacio o tiempo, sepa bien qué es lo que puedo usar. La idea es un poco ir revisitando todas mis prendas. ¿Cómo me quedan?¿Me gustan o ya no tanto?¿Me siento cómoda con ellas?¿Qué colores con qué colores me quedan mejor?
Lo chistoso, es que a veces me he puesto prendas o tenidas que no me gustan tanto, sólo para convencerme de ello, darme cuenta que lo debo donar, regalar, arreglar, hacer trapero o simplemente guardarlo para algunos años más.
Me quedan pocas tenidas en la mente que no he repetido… es cosa de pensar un rato y saldrán más… pero si no salen ¿Cómo asumiré las repeticiones?¿Me darán ganas de comprar más ropa?¿Seré como las personas normales y repetiré la ropa? ¿Alguien se dará cuenta? (Mal, sí, probablemente, de ninguna manera).
Lo bueno de todo esto, es que no pierdo tiempo en la mañana muerta de frío mirando el clóset y pensando, para luego darme cuenta que las pantis estaban rotas, los zapatos en el zapatero o la polera sucia o mojada y tener un momento de estrés que perfectamente me puedo evitar. Lo malo es que quedo como una obsesiva compulsiva digna de psiquiátrico. Pero mientras los haga reir, no me importa.
Tampoco es una opción “vestirme como me siento”. Cuando despierto, lo único que siento es sueño. Y no es factible venir a la pega en piyama, que es lo que uno se pone cuando tiene sueño.
Y tú ¿Piensas la ropa que te vas a poner?¿Rotas tu ropa o tiendes a usar siempre lo mismo?