Después de que la petrolera British Petroleum (BP) sufriera un accidente en una de sus plataformas del golfo de México, el 20 de abril de 2010, dejando un saldo de 11 muertos, las aguas del golfo de México fueron invadidas por unos novecientos millones de litros de petróleo, con lo que se destruyó la vida marina, los ecosistemas y la fuente de sustento de cientos de miles de personas.
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Para mitigar tales efectos, la compañía inglesa creó un fondo, junto al gobierno estadounidense, con el cual entregarían subsidios a los afectados por el desastre, que se contabilizaron en 485mil personas. El fondo, que superó los 20mil millones de dólares, fue pensado según las estimaciones que la empresa encargó a consultoras externas acerca de cuánto tiempo se iba a demorar el ecosistema afectado en recuperarse, estimación que daba como resultado dos años. Dos años en los cuales la mayoría de las aguas estarían limpias y la mayoría de los pescadores podrían volver a trabajar en el Golfo de México.
Pero un reciente estudio de la Universidad de Georgia, dirigido por la científica Samantha Joye, ha comprobado que en el fondo del golfo, en su lecho marino, hay una capa de 10 centímetros de petróleo crudo mezclado con cadáveres de animales. Es capa fue descubierta al sumergir equipos especializados en el mar, y se ha presentado como una prueba de que el ecosistema no demorará dos años en recuperarse, como aseguró BP, sino por lo menos una década.
El informa de la corporación fue también ninguneado por la fiscal general del Estado de Florida, Pamela bondi, quien aseguró que el documento está basado en condiciones económicas y medioambientales desconocidas, siendo demasiado optimista. Asimismo, organizaciones de pescadores del estado de Louisiana han calificado las compensaciones económicas como una burla, una broma, un insulto, y dudan que alguien vaya a aceptar el dinero.